Uso de celulares desde corta edad provoca serios problemas en la adultez, según estudio
La tendencia a la disminución del bienestar mental en los adultos más jóvenes es muy evidente en las generaciones a partir de 2010-2014, coincidiendo con el punto de inflexión marcado por la aparición de los teléfonos inteligentes, las redes sociales y el acceso a Internet 24/7 que se proporcionan a nivel mundial.
Aunque los niños y adolescentes aboguen por tener un smartphone, son los padres quienes tienen la última palabra en este proceso, es decir, son los directos responsables y se hace necesario tener en cuenta que los smartphones obstaculizan las habilidades sociales, siendo el comportamiento en sociedad algo complejo que requiere práctica para perfeccionarse y poder construir relaciones que integren al individuo y lo ayuden a soportar las adversidades de la vida.
Un contacto demasiado temprano con los smartphones hace que gran parte del proceso de formación sea digital. Un niño está pasando en promedio de 5 a 8 horas online, casi 1.000 a 2.000 horas al año que deberían aprovecharse en actividades presenciales donde interactúe y aprenda las habilidades sociales necesarias.
La virtualidad no es, bajo ninguna circunstancia, un sustituto o equivalente de la interacción real, pues elimina modalidades sensoriales importantísimas que son habilitadoras de la vinculación social para todo individuo. Además, evita que se adquieran capacidades sociales y de resiliencia.
Las tendencias en América Latina se ubican en el promedio mundial y son preocupantes. El estudio concluye con un llamado a los lectores para que consideren oportunamente las implicaciones que el uso de los smartphones trae consigo en los más jóvenes, de cara a construir el futuro de una sociedad civil sana.